30.4.10

Y, si a mi tumba, os acercáis de visita,
el día de mi cumpleaños,
y no os atiendo, esperádme, en la salita,
hasta que vuelva del baño.
¿A quién le puede importar,
después de muerto, que uno tenga sus vicios?
el día del juicio final
puede que Dios sea mi abogado de oficio

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